Viejos, nuevos y futuros momentos (Zero y Mio)

Noté que estaba muy cansado, así que no hice más que tomarlo entre mis brazos luego de agarrar la famosa manta, sin siquiera dejarlo hablar -Ven, te llevaré al cuarto, todavía tienes fiebre- susurré mientras caminaba con el chico en mis brazos.

Llegué al cuarto y lo coloqué suavemente en la cama, para taparlo y ponerle el paño de agua fría -Ahora, descansa, si?- dije con una sonrisa en el rostro esperando a que se durmiera y recuperara al menos un poco de sus fuerzas.

Me acosté en la cama, encerio aún tenía fiebre y de ello yo me había dado cuenta. Miré a Mio ella seguía allí a mi lado y eso en cierta forma me reconfortaba -Creo que el día de hoy no fue lo que esperabamos -le dije mirándola

-Realmente no- contesté mirando la ventana, era de noche aún y no había vuelto. Un tema había estado en mi mente por un tiempo pero no le había dado tanta importancia Eru y mi guitarra pensé Seguro están bien, ese gato sabe como arreglárselas pensé en eso y no pude evitar reír en voz alta, para luego mirar al chico, que en este momento era lo más importante dentro de mi mente -Ya es tarde, será mejor pasar la noche aquí- susurré mirando la ventana notando que caían algunas gotas de lluvia.

Sabía que Zero dormiría, pero yo no...soy un vampiro. Me senté al borde de la cama e inspeccioné la habitación, donde noté que había un cajón. Me acerqué a este y en su interior había un libro lleno de polvo, el cual soplé para ver el título "Dos personas y una rosa" se titulaba...era algo extraño.

Cerré los ojos con pesadez. Realmente estaba muy cansado, sentí como la paz invadía el lugar y poco a poco me quedaba dormido.

Me hundí entonces en el mundo de los sueños.

Podía ver a Mio, pero lo que pasó fue algo que no me esperaba. Sus ojos brillaban de color rojo, ella mordía el cuello de otra persona y luego yo le disparaba.

¿Qué pasa? me pregunté esperando respuesta.

Una pesadilla estaba teniendo en ese momento y quería despertar pronto.

Vi como Zero se quedó dormido, pero al parecer estaba teniendo pesadillas, sudaba mucho y fruncía el seño. Dejé el libro en la mesa y me acerqué al chico -Zero...Zero, despierta- susurré sentándome a su lado y cambiando nuevamente su paño, esperando que despertase.

Oí la voz de Mio, me resultaba tan extraño todo. No podía despertar , sabía que era un sueño por que ella no podía ser capaz de hacer eso. Y tú no podrías dispararle

Era cierto, yo prefería mil veces morir ante sus manos a disparar mi arma contra ella.

Al parecer seguía con su pesadilla -Zero- repetí unas cuantas veces de forma dulce, tratando de sacarlo de aquel sueño que al parecer le molestaba.

Me acomodé a su lado, y le miré; acaricié su rostro y agradecí al mundo haberlo conocido, no podía creer que en tantos años de vida no haya conocido a otra persona que me haga sentir igual o parecido que cuando lo tengo cerca.

Al sentir que me acariciaban el rostro me sobresalté y me senté en la cama, estaba sudando en frio y miré a un lado topándome con el mirar de Mio sorprendido sobre mi.

Sin pensarlo la abracé fuerte - Dime, dime que no beberas sangre de nadie que no se la mia -le dije rapidamente sin soltarla -Prometelo , prométemelo -le repetí.

Entendía porqué me pedía lo que me pedía, pero...Solo la mia...esas palabras resonaron en mi cabeza. Rápidamente correspondí a su abrazo -Te lo prometo- dije tratando de calmarlo -No te preocupes...estabas soñando...lo que haya pasado allí te aseguro que nunca pasará- agregué insinuando que su sueño estaba involucrado con que yo bebía sangre de alguien más.

Suspiré en su cuello y sentí que se tensaba ante mi aliento. Luego me aparté y le miré algo serio -Te creo... pero, si alguna vez necesitas sangre no dudes por favor -mi mirada era sería y estaba clavada en sus ojos - Estoy aquí para tí -susurré muy bajo.

-Esta bien- contesté a su pedido -Aunque no creo que la necesite- agregué con una pequeña sonrisa mientras lo miraba.

Luego de eso, tomé el libro que estaba en la mesa y se lo mostré al chico -Mira lo que encontré mientras dormías- le mostré la tapa del libro "Dos personas y una rosa" estaba titulado.

Me recosté sus piernas y miré el libro desde allí. Aún estaba cansado -Parece interesante, ¿me lo quisieras leer? -dije y un bostezo escapó de mi boca, seguramente si me leía yo quedaría dormido en un momento.

Comencé a leerle el cuento, al ver que bostezaba y se quedaba dormido en mis piernas. Reí levemente ante eso y seguí leyendo el cuento hasta terminarlo.

Sabía que cuando él despertara, volveríamos al instituto...había sido un día extraño.