Viejos, nuevos y futuros momentos (Zero y Mio)

No había alcanzado a oir lo que ella me decía pues el mareo aumentó y la obscuridad se hizo presente. Sin embargo pude notar que ella se sentaba a mi lado.

-Yo.. -dije y me eché de lleno en el sillón. Todo se volvió obscuro.

Me había desmayado.

-¡Zero!- exclamé al notar que se había desmayado. La planta...esa herida era venenosa. Me preocupé mucho, lo cargué como pude y lo llevé a la habitación que estaba al lado del baño, justo al subir las escaleras. Lo coloqué en la cama y con una toalla lo sequé como pude, puesto que seguía mojado del agua de mar.

-Estás ardiendo- susurré con preocupación mientras agarraba un paño de agua fría y lo colocaba en su frente.

Luego de vendar su mano, y tratar de sacarle un poco de sangre de la herida, me arrodillé a un costado de la cama esperando alguna reacción de su parte.
Así estuve sin moverme por horas, sin cambio alguno, la fiebre no le bajaba y yo me preocupaba cada vez mas -Por favor...despierta- le susurré al oído; ya era de noche y no cambiaba en lo absoluto.

Estaba sumido en una obscuridad absoluta. Tenía frio y no sabía donde rayos estaba, no podía moverme y eso me desesperaba en cierta forma.

¿Qué haces con una vampireza ? ¡Qué hay de tu deber como cazador! Oía voces a mi alrededor y trataba de ignorarlas. Podía además oir la voz de Mio, como si estubiera conmigo . Quería hablarle decirle que estaba bien ¡Demonios que quería hacerlo! Pero no podía, mi cuerpo no reaccionaba.

El tiempo pasaba y la fiebre de Zero subía. Cambié varias veces su paño, pero todo seguía igual; me mantuve en la misma posición, mi vestido estaba un tanto mojado y estaba totalmente preocupada por el chico...llegué a pensar lo peor.

-Cada vez que está conmigo algo malo le pasa- susurré -¡Por favor!- dije algo fuerte -Despierta...Zero...despierta- seguí rogando mirando como sudaba y temblaba por el frío que le ocasionaba; al notar eso busqué una manta y le puse mi bufanda...esperando que deje de estar molesto.

Oí la voz de Mio hablarme, no sabía que hacer, no podía moverme no podía hablar.

Todo era tan frustrante con las voces a mi alrededor y la de ella preocupada.

-Mio... -susurré como pude, pero no podía abrir los ojos.

Seguía desmayado, pero aún así pude susurrar su nombre.

Escuché la voz de Zero susurrar mi nombre, y en ese momento una sonrisa se iluminó en mi rostro; no había despertado, pero podría ser que lo haga pronto.

-Aquí estoy- susurré e inconscientemente acaricié su mejilla Espero que mejores pronto pensé y volví a ponerme en la posición anterior...parecía tener menos frío con mi bufanda y la manta y eso me alegraba...tendría que seguir esperando.

Traté de abrir los ojos, me costaba hacerlo, tenía una bufanda puesta , suponía que era de Mio. Estaba tapado con una manta y miré a mi lado , Mio estaba arrodillada a un lado, con preocupación marcada en el rostro.

-Mio... -llevé mi mano apenas y tomé la suya - Estoy.. bien -le dije entonces tratando de tranquilizarla, no entendía que me había pasado.

-¡Zeroo!- al ver que había despertado no pude evitar abrazarlo, aún así noté que mi vestido había mojado la manta entonces volví a mi posición original -Me asustaste- agregué con una sonrisa.

Estaba muy feliz de que él estuviera despierto, igual seguía con fiebre, pero eso ya no me importara con tal de que estuviera a salvo
-Me alegro de que estés bien, esa flor con la que te pinchaste antes era venenosa- aclaré pues parecía no entender nada, volví a humedecer el paño y lo coloqué en su frente, estaba mejorando.

-¿Venenosa? -pregunté sintiendo como la manta se había mojado y luego ella se apartaba para ponerme un paño en la cabeza. Tenía frio, eso indicaba fiebre. Oh genial pensé y levanté la mirada al techo.

-Oh.. no volveré a acercarme a ninguna planta -le dije mirándola. -Pero.. ¿tú estas bien? no pasó nada mientras yo estube desmayado -le pregunté.

-Yo estoy bien- sonreí mientras me sentaba al borde de la cama -Raramente esta casa tiene todo lo necesario para una persona enferma...como si ya supiera que la gente que viene aquí va a tocar una planta venenosa- dije mirando al techo.

-Dime...¿Tienes mucho frío? Gomen, mojé la manta, iré a ver si hay otra- yo solía ser bastante sobre protectora ya que cuando era pequeña mi hermana se enfermaba mucho, así que sabía mucho de cosas así. Me dirigí a la puerta para luego brindarle una sonrisa y salir de la habitación.

La casa era bastante amplia, tenía tres pisos, así que fui al tercero y al entrar a un cuarto, pude distinguir exactamente diez vampiros dentro -Estábamos esperándote- dijo uno de ellos, para luego rodearme Son demasiados pensé mientras tomaba mis kunais y las lanzaba para acabar con cuatro de ellos -No es suficiente- siguieron

No puedo dejar que encuentren a Zero.

Mio había salido de la habitación, yo seguía allí acostado. Tenía mucho frío y por alguna razón ajena a mi, un mal presentimiento me invadió. Me senté de golpe en la cama mirando la puerta por donde ella había salido. Suspiré y esperé impaciente, algo malo pasa, me dije a mí mismo y luego me retracté , paranoías tuyas me dije después y esperé paciente que ella llegase.

Cuando acabé con aquellos cuatro vampiros, vi entrar más por la ventana. Eran dieciséis exactamente y eso me ponía más nerviosa aún.

Tomé mis navajas y acabé con otros, pero uno de atrás llegó a golpearme para que yo cayera sobre los muebles del cuarto No puedo dejar que me ganen y vayan con Zero mi mente seguía pensando en eso, me limpié la pequeña línea de sangre que corría por mi boca y me volví a parar, todavía tenía fuerzas de sobra.

Golpeé a los vampiros y acabé con ellos hasta que quedó uno, pero...cuando estaba dispuesta a matarlo, apareció otro detrás mio, cual me mordió, eso sacó la mayoría de mis fuerzas; seguían saliendo por la ventana aquellos monstruos de mi raza, pero yo seguí peleando con cada uno, seguramente provocando ruido, el cual Zero escucharía, pero sabía que él no podía levantarse y eso me tranquilizaba.

Escuché ruido en el piso de arriba. -Mio -susurré y traté de ponerme en pie, pero al intenetarlo fallidamente caí en la cama otra vez . -Maldición -mascullé entre dientes y me puse nervioso , no podía hacer algo y me preocupaba la pelinegra ¿ y si la estan atacando? ¿y si algo malo le pasa? .Me preguntaba tantas cosas y no podía hacer nada al respecto.

-Tsk- me quejé y seguí atacando dejando a solo cuatro vampiros...pero fuertes. Quice atacarlos pero mis movimientos eran torpes, me acerqué a uno de ellos para clavarle mi navaja, pero había olvidado que los otros también tenían armas.

El suelo estaba lleno de vampiros muertos, eran casi veinte; pero de un movimiento a otro, y si que yo me diera cuenta, un grito ahogado salió de mi boca al sentir un fuerte dolor en mi vientre. Ahí fue cuando todo se puso negro y miré al suelo lleno de mi sangre...algo me habían clavado y yo de estúpida no me había dado cuenta de que estaban detrás mio.

-Zero...perdón- susurré para caer al suelo...ahora era yo la que se había desmayado y me sentía una inútil

Reuní todas la fuerzas que tenía y me levanté a pasos torpes y me dirigí hasta donde se suponía mio estaría. Miré la escena y me aterré, ella estaba en el piso, no sabía si inconciente o... ¡No! no podía haberle pasado otra cosa.

Saqué mi blody rose, que reposaba en mi cintura, al menos no había olvidado traerla conmigo. Disparé a dos vampiros, y miré a la chica nuevamente . Tenía una mordedura de vampiro en el cuello y yo sentí como la sangre me hervía y comencé a disparar a diestra y siniestra, desperdiciando balas por lo enojado que estaba, sentía como mi fuerza bajaba con cada bala que salía e impactaba en los vampiros.

Miré a mi alrededor y noté que ya no quedaba ninguno o eso parecía y me arrodillé hasta la chica tomándola en brazos. No podía saber si estaba del todo bien - Mio.. -le susurré al oido -Despierta.. .por favor -le rogué pero un tick se me hizo presente con un dolor en la cabeza, mi fuerza era mínima y yo estaba a punto de caer desmayado con ella entre mis brazos.

Estaba todo oscuro a mi alrededor, pero podía escuchar lo que pasaba...estaba entre consciente e inconsciente. Me dolía al costado del vientre y además sabía que había una herida allí; me sentía una inútil y me había dado cuenta de que el de cabellos plateados había aparecido y había acabado con aquellos vampiros.

Al sentir un susurro del chico, moví levemente la mano que estaba algo despierta y hablé como pude -Zero...perdón...soy una inútil- agregué muy levemente para luego volver a ver todo negro y quedar inconsciente en sus brazos, sabía que él también se encontraba muy débil y como siempre, había sido mi culpa.

-No lo eres -susurré , estrechándola contra mi pecho, y acariciándole el pelo. Yo por mi parte no sabía que hacer ella estaba herida y todo por tratar de que los vampiros no llegaran a mi.

Pero entonces otra vez el dolor en mi cabeza si hizo presente y apreté más a Mio en mi pecho, fue ahí que caí desmayado, con ella encima

Me sentía cansado y lastimado, también preocupado por ella pues yo no podía hacer nada ya.

Luego de que todo se vuelva negro...comencé a despertar. Ya era de noche y Zero también se había desmayado; me dolía la herida y también estaba preocupada por el chico el cual se había orillado a todo por mi culpa.

-Zero...Zero- susurré tratando de hacerlo despertar, no podía moverme así que hablar era lo que me quedaba.

Obscuridad era lo que veía a mi alrededor y luego un frio recorrió mi ser hasta que oí la voz de Mio hablarme, me desperté y me senté, ella seguía encima mio y como pude la acomodé en mis piernas, apenas podía moverme.

-Tienes una herida... -le dije mirando la sangre que salía libremente de su vientre.

Un vampiro se recupera cuando bebe la sangre de alguna presa oí las palabras de mi maestro en mi mente. Podría que...

-Si, pero...- dije mientras me trataba de sentar en un intento fallido -...no es nada- completé la frase, mirándolo a los ojos -¿Cómo te sientes?, acabo de darte un doble problema- suspiré ya que, antes estaba mal, y ahora se encontraba peor.

-¿Nada? ¡Mio estás sangrando! -le dije algo alto mientras le tomaba de los hombros y le miraba fijamente a los ojos - Muerdeme... -le dije serio sin mostrar ninguna emoción en mi rostro- Si.. si bebes mi sangre te curaras -

Me sobresalté ante lo que me dijo -¿M-morderte? yo n-no puedo hacer eso- traté de hablar...aunque estaba perdiendo sangre y hacía bastantes días que no comía ni de un animal, mi cuerpo estaba pidiendo que clave mis dientes en su cuello.

Mi mente estaba confusa, quería morderlo pero...¡Eso no estaba bien!; aún así no pude más, el hecho de que él me lo haya dicho ya hacía que mis dientes salgan. En un rápido movimiento, lo rodeé con mis brazos y le mordí, no podía creer lo que estaba haciendo. Succioné la sangre muy lentamente, para no causarle nada malo y que él no pierda mucho, pude notar mi herida cerrarse.

Luego de unos segundos saqué mis dientes de su cuello, pero no me moví de aquella posición, no quería verlo a la cara; aunque no haya bebido mucho, mi herida se había cerrado y yo estaba...¿Satisfecha?.

-Si -le dije y seguido sentí sus colmillos clavarse en mi cuello, cerré los ojos al sentir como mi sangre era arrebatada lentamente de mi ser y no me moví. Ella me había rodeado con sus brazos y yo imité su acción también.

Cuando terminó, yo suspiré y sentí como ella no se movía. La entendía, seguramente no quería mirarme a los ojos. La abracé fuerte entonces , aún sentía el ardor de mi cuello y podía jurar que ella se habría de estar maldiciendo por haberme mordido.

-Estoy bien, no pasó nada Mio -le dije sin moverme, yo la estaba abrazando y ella ocultaba su rostro en mi cuello aún .

Me sentí tranquila al notar que me hablaba -Gracias- susurré y me acerqué al costado de su rostro luego de limpiar mi boca con mi mano.
Inconscientemente le di un beso en la mejilla y lo miré, ahora si a los ojos...aún así estaba algo avergonzada, pero gracias a él mi herida estaba curada, y sabía que me aceptaba tal como era; una vampiresa.

-Pero ahora no puedo decir que nunca he bebido la sangre de un humano- dije un un leve tono de broma para luego soltar una risa, la verdad estaba feliz de que no estuviera enfadado y de que la primera vez que haya bebido sangre humana haya sido la suya...

Y la de nadie más

-Mientras nadie de la asociación se entere, estaremos a salvo -le seguí la broma y luego me aparté de ella apoyando mi peso en mis manos. El hecho de que hubiera bebido mi sangre justo cuando yo apenas tenía fuerza ahora hacía efecto. Sonreí para ella , no quería que se preocupara.