Un recuerdo y una solución.[Privado Minato y Saya :D]

Tosiendo un poco y tomándome del brazo, me deslicé por los pasillos oscuros del hospital con precaución, caminando escondida en las sombras, tratando de no llamar la atención de nadie que pasara a mi lado, actuando como un enfermo más de la larga lista que tenían las enfermeras. Estaba claro que no lo era, pero pretendía dar esa impresión.
Seguí avanzando así por los pasillos, respirando algo dificultosa, cuando llegué a una esquina y me sentí descolocada, fuera de lugar y algo mareada.
Exhalé un suspiro y me sostuve la frente, que a pesar de preservarse fría una punzada de dolor me hacía cambiar mi expresión. Joder, esto se estaba yendo muy lejos, y ni siquiera sabía bien cuál era la raíz de todo esto...

—Ugh....duele...—suspiré de mis labios al tiempo que el hombro me hacía jadear de dolor, debido a la sensación que me ardía.

Spoiler:

Llegué al hospital algo presuroso al apneas darme cuenta de algo. Saya estaba aquí y por alguna razón presumía que por una razón realmente... dolorosa si se quiere. Me puse a recorrer los pasillos del lugar, podía adivinar que no estaba del todo bien solo por la simple razón de que sus barreras estaban algo caidas.

Luego de un rato de caminata conseguí encontrarle, en efecto estaba bastante decaida y se tambaleaba un poco. Hasta un momento en el que pensé que caería y me apresuré a tomarla.

─ Todo sería mejor si me dijeras como te sientes, ─ susurré en tono suave tomándola en peso y enderezándola frente a mi, ─ podía haberte acompañado, ─ dije algo bajo, ciertamente nosotros estábamos aun pasando por mucho altos y bajos pero, eso no sería razón suficiente.

—Sí....pero no estoy tan mal...creo.—murmuré haciendo algo de gracia.— No quería preocuparte...¿sabes? No estoy segura de qué es lo que me pasa. Pero no le encuentro solución. Tan así, que estoy en un hospital para humanos, supongo que en medio de la desesperación acabé aquí.—hablé corrida-mente y sin dificultad, pero no me despegué de Minato, me sentía mejor con él que sola, apoyada contra una pared. Me dolía la cabeza a horrores y, por suerte, el dolor del hombro comenzaba a desaparecer.

Le miré otro instante, no me gustaba mucho verle así y, sus palabras no ayudaban demasiado tampoco. Le solté por un momento para mirarle más concretamente, se veía débil aun desde mi punto. Cerré y abrí los ojos algo rápido. Entonces me agaché y la levanté en brazos, era casi como cargar a un bebe pero, ella era especial.

─ Tu y yo iremos a un lugar sin ruido, para que puedas calmar tus dolores y luego... el hospital para humanos podría ser útil, ─ le ofrecí una sonrisa sin dejar de verla y, comenzando a caminar. Era obvia mi preocupación, a pesar de que intentaba ocultarla,

Me abracé a su cuello instintivamente al verme levantada por sus brazos, y oculté mi rostro en su pecho mientras cerraba los ojos.
—Ok, como digas... confío en tí.—murmuré en tono bajo.—Además, no trates de simular tu preocupación, no funciona conmigo.—dije y una sonrisa se formó en mi rostro, mientras acomodaba mejor mi cabeza sobre su pecho y exhalaba un suspiro largo.

Sonreí afianzando mi agarré.

─ Lo se, ─ susurré levemente y solo para ella, ─ pero, no me gusta tan siquiera que me veas así, ─ comenté, ─ no cuando una vampireza milenaria sufre una enfermedad desconocida, ─ le ofrecí una sonrisa dando más pasos,, iba hacía la parte trasera del hospital, donde había un pequeño jardin para los enfermos, para que descansaran.

—Uhm....y yo que tenía la esperanza de que supieras qué es lo que me pasa....—murmuré con algo de ensueño, con los ojos cerrando y aspirando una gran bocanada de aire. Curiosamente todo comenzaba a ceder en cuanto salimos al jardín.

─ Pues eso espero, ─ le dije al llegar a plano jardín, ─ curiosamente soy medico y un loco de profesión, ─ susurré mirándole, ─ pero sin dudas hay un par de cosas que me desconciertan, ─ sonreí sin poder ocultarlo al llegar a un árbol y setándome, para dejarla a ella recostada en mis piernas. ─ Hay un sin fin de enfermedades que pueden afectar a un vampiro, sin embargo, la mayoría ocurren en los veinte primeros años de serlo, ─ suspiré un tanto confuso, sabía que, a pesar de su aparente estado de "calma llevadera", se sentía muy mal, incluso eso podía verse a la distancia.

-Ah~ Bueno, nunca he sido un vampiro al que se pueda catalogizar como normal.- Suspiré roncamente y me aferré a él. Me giré un poco y abrí los ojos, mirándole fijamente con mirada cansina. Sin embargo, sonreí.