Nuevas fronteras. [Privado Saya y Kyu]

Era normalmente usual que el director me asignara a una nueva estudiante para mostrarle la institución, más aún si ésta nueva estudiante era de mi misma raza.

Vistiendo una falda a cuadros y una camisa blanca bajo un pullover color castaña. Impaciente pero disimulando me dirigí a la entrada y una vez allí me dispuse a esperar a la muchacha.

Miré el cielo y noté que amenazaba con llover. Lindo pensé por que ciertamente, me agradaban los días nublados.

Para mi suerte, una chica me iba a mostrar la institución, ya había empezado a llover y yo seguía caminando, para colmo, no había llevado un paraguas. Cuando llegué, noté a una chica de pelo corto negro, se podía notar que estaba viendo el cielo. Me acerqué a ella lentamente, no quería interrumpirla.

-H-ho-la-Dije en voz baja, bajé la vista hacia el piso y después volví hacía ella-Soy la chica nueva-Agregué.

Di un respingo al escuchar una suave voz frente mio, bajé mi mirada del cielo gris y contemplé a la chica recién llegada.

—Hola....—la saludé con una sonrisa. Al observarla mejor noté que parecía algo tímida.— Mi nombre es Saya Otonashi.—me presenté, encogiéndome de hombros un poco.

Sonreí, al principio siempre era tímida, otros de los cuantos defectos que tenía pero al largo del tiempo cambiaba.
-Un gusto, soy Kyu Usarikhi-Sonreí, de primera vista, la chica era bastante agradable-Bueno...¿Vamos? Quiero aclarar que no conozco nada de la academia-Reí.

—El gusto es mio, Usarikhi-san.—dije con amabilidad antes de girarme y comenzar a caminar por el corto pasillo que nos separaba de los casilleros.— Vale voy a mostrarte todo...o al menos lo necesario que se necesita para empezar, si estamos cortas de tiempo.—comenté ligeramente.

Spoiler:

-Claro-Sonreí-Espero que alcancemos hoy, si no, no hay problema-Dije amablemente, empecé a ver al rededor de mí, al parecer, era un edificio grande.

—Es un edificio muy grande.—empecé a hablar, adivinando sus pensamientos.— Fue construido hace cientos y cientos de años, así que de por sí la secuela posee mucha historia y culto. Si querés, podemos empezar por los casilleros o....ir a las aulas directamente, y luego bajar al patio o ir a la azotea.—enumeré con mis dedos las opciones, mientras me detenía y me giraba hacia ella.

Enumeré las opciones, casilleros, aulas, patio o azotea, ¿Qué era lo que me interesaba primero conocer? Los casilleros, bueno, ahí tendría que guardar mis cosas, y era una parte importante, después podría conocer las aulas, ya sería que mi primer día me perdía y no encontraba el aula y el patio y la azotea es lo de menos.
-Uhm, empecemos con los casilleros-Sonreí.

—Buena elección.—dije algo jocosa y caminé unos pasos hasta quedar frente a las cientos de puertas de metal que había a lo largo de los pasillos.— Los casilleros siempre son útiles, incluso si vives aquí, en uno de los dormitorios.—eché un bostezo y me giré a mirarla.— ¿No sabes cuál es tu número?

Negué con la cabeza, no sabía ni que habían habitaciones, me sentía totalmente novata.
-No, ni sabía que había habitaciones-Reí-Me imagino el primer día, llena de cosas, sin saber donde dejarlas. Bendigo el día que crearon los casilleros-

— Entonces...¿vivirás fuera de la institución? Osea, en una residencia fuera de los terrenos...—pregunté algo curiosa. Usualmente los estudiantes vivían aquí ya que se les hacia mucho más fácil para asistir a clases.

-No, realmente prefiero vivir aquí, es más fácil, ahorro camino, dinero y energía-Contesté-Pero todavía no he preguntado sobre el número de habitación-

—Que extraño, usualmente Tsunade reparte los papeles que informan en tiempo y forma. Que va...si quieres te acompaño a la dirección. Allí esta ella.—comenté, ofreciéndome a mostrarle el camino después de todo, el despacho de la directora es parte del recorrido.

-Tal vez... tal vez se ha olvidado.. Vale, gracias por tu ayuda-Sonreí-Creo que nadie me ha tenido tanta paciencia, suelo ser algo insoportable algunas veces...- La mayoría de las personas me odiaban por eso, o simplemente me ignoraban.

—Pues, que malos.—bufo con algo de gracia, realmente me causaba algo de molestia las personas así...que juzgan a los demás sin saber.— Además, pareces agradable...— solté sin más, comenzando a caminar hacia unas escaleras, indicándole que me siguiera.

-Siempre hay personas que juzgan sin conocer, realmente no ganan nada con ello, tal vez lo hacen por diversión pero siempre me han enseñado que hay que permanecer con una sonrisa en el rostro, que se fingida, pero con una sonrisa, eso les dolerá como una patada en el estómago, lo único que quieren es verte mal-Dije mientras la seguía hacia la oficina de la directora-A mi también me pareces agradable-Sonreí.

—Sí, te entiendo....esas personas son de lo peor.—mencioné asqueada y recordando como me criticaban en tiempos remotos.— Pero tenés razón, lo mejor es fingir o ser verdaderamente felices para que les duela...

-Y así dejarán de molestar-Dije dándole un fin al tema, cada vez nos acercábamos más al despacho-¿Es allá, no?-Pregunté señalando una puerta con el nombre de la directora.

Asentí con la cabeza a lo primero que dijo, y en cuanto quedamos enfrente la puerta de la directora, nos detuvimos al instante.

—Sip, es acá. — mencioné, y sin golpear la puerta entré al despacho. Solo se podía ver el cabello rubio de Tsunade resaltando entre las pilas y pilas de papeles, detrás del escritorio.
Carraspeé un poco para llamar la atención, y en cuanto tuve su mirada avellana puesta en nosotras hablé.

—Con su permiso, Tsunade-sama, hay una estudiante nueva que no posee sus papeles, aún.— dije con voz clara.

—Oh, oh, lo siento, estoy hasta el tope de trabajo, lo había olvidado—rebusca entre los papeles con algo de desesperación. Realmente, nunca la vi tan atareada y pegada a su trabajo.—Kyu Usarikhi, ¿no?—cuestiona, y yo dejo que Kyu responda, no suelo ser vocera de todos.

Miré fijamente a Tsunade y asentí con la cabeza.
-Sí, esa soy yo-Fingí una sonrisa y esperé a que me de los papeles.

—Ok, chica....aquí tienes tus papeles.— Observé como daba la vuelta al escritorio, vestía su usual falda recta azul oscuro y la blusa blanca resaltando sus atributos. Levantó la vista y formó algo en sus labios que pude deducir como una sonrisa.— Que disfrutes tu estancia aquí, aún más el estudio.— Fue entonces, cuando la observé más de cerca, que noté las sombras negras extendiéndose por debajo de sus ojos. Ojeras, sin duda. ¿Quién sabe qué trabajo tan importante le ha estado reteniendo últimamente?

Le devolví la sonrisa y agarré los papeles rápidamente, le eché una ojeada, habitación número 141, los primeros dos números eran mi número favorito ¿Raro? Tal vez casualidad.
-Gracias-Contesté y salí rápidamente de su despacho, se podía notar que la directora estaba cansada, llevaba unas enormes ojeras.