Cuando un árbol crece...(privado)

Caminaba por los alrededores de la escuela, con mi uniforme color blanco, característico de la clase noctura. Llegué a la entrada del instituto, desde mi punto de vista, muy bonita.

Había una fuente con una estatua en el centro de el jardín y muchas bancas a su alrededor. Aún así yo prefería sentarme frente a un árbol, o sobre las plantas.

Me acerqué a un pequeño gato negro que estaba allí, y lo acaricié -Eru, que pena que no te dejen entrar al instituto- susurré para si dejando a su lado un pequeño ovillo de lana. Desvié mi mirada para fijarla en un pequeño árbol que yo había plantado hacía unos años...era alto, pero a su vez bajo al lado de los otros. Me recosté en el con el gato en mis piernas y esperé que sea la hora de la clase, para la cual faltaba bastante.

Caminaba por el instituto, era demasiado grande y todavía no me acostumbraba. De lejos, se podía ver la entrada y una persona allí, me escondí atrás de una columna y empecé a observar a una chica con un gato negro entre las piernas. Parecía aburrida y claro, el timbre iba a tocar tiempo después y por suerte teníamos un recreo. Decidí acercarme lentamente hacía ella, nunca fui muy sociable pero casi no conocía a nadie en la academia.
-Ho-o-la-Dije tímidamente mientras me acercaba a ella, tenía un poco de temor a los gatos ya que en la asociación los utilizaban como ejemplo de humanos.

Escuché el saludo de una chica que estaba escondida detrás de una columna, pelirroja...y sabía por su aroma que era una vampiresa. Sonreí levemente y saludé -Hola- hice un pequeño gesto para que se siente a mi lado.

-Soy Mio, Akiyama Mio, ¿Eres nueva?- susurré mirándola, parecía temerosa y raramente me hacía acordar a mi en muchas ocasiones.

Asentí con la cabeza y me senté con ella en el pasto.
-Sí-Sonreí-Soy Kyu Usarikhi, un gusto-Dije mientras cortaba un poco de pasto-¿Tu ya tienes tiempo aquí, no?-

Ante su pregunta suspiré -Bastante- agregué riendo un poco -Unos cuantos años- terminé, para luego mirar el árbol en el que ambas estábamos sentadas -A este pequeño lo sembré yo- acaricié el tronco ya bastante robusto -Y lo regué hasta el punto que sobrepasó mi altura- finalicé mirando lo alto que se veía en comparación mia.

Sonreí al ver aquel árbol, era un poco alto a comparación mía. Después, miré a la chica y suspiré.
-La academia es muy grande, nunca he estado en un lugar tan grande y con muchas cosas en el-Contesté, recordando la asociación, era grande, pero no tan grande como esta, eran buenos tiempos... -¿Tienes habitación aquí o tienes una residencia afuera de la institución?-

-Yo tengo una habitación aquí, no vivo en la casa de mi Clan- sonreí mientras me acomodaba en el tronco del árbol acariciando al gatito negro que estaba en mis piernas -¿Y tú?- susurré mirándola, puesto que esa era un pregunta que decía muchas cosas de la vida de una persona o mejor dicho vampiresa.

-También-Sonreí, al recordar que había dejado un par de cosas en mi habitación-¿Es tu gato?-Pregunté señalandolo, recuerdando mi primera presentación en la asociación.
-Flashback-
-Y ahora les presentamos a.... ¡Kyu Usarikhi!-Todas las personas empezaron a aplaudir, en especial mis padres, me sentía nerviosa, era mi primera presentación y tan solo con 11 años, pasé al escenario, los telones se bajaron y empezaron a subir rápidamente. -Y dime, Kyu, ¿Qué nos mostrarás? Me han dicho que es tu primera presentación- Dijo el señor James, uno de los co-creadores de la asociación.
-Yo... mostraré como defenderme, ante humanos-Todos empezaron a gritar y aplaudir, al parecer eso les gustaba.
-Bueno, empieza cuando tu quieras, ¡Suerte!-El señor desapareció rápidamente y al cabo de un minuto, empezaron a caer cartones disimulando ser un humano, los nervios empezaron a fluir en mis venas que empecé a pegar a cada uno, concentrandome en lo que mejor podía hacer: defenderme.
Al fin había acabado con todos ellos, cuando estaba por saludar a todos e irme, empezó a sonar un gran ruido, una alarma tal vez, dejandome casi sorda, me dí la vuelta para ver que era, un gato, de pelaje negro, con una raya gris que atravesaba todo su cuerpo, el pobre gato empezó a maullar, alto y fuerte.
-¡Matenlo! ¡Matenlo!-Empezó a gritar el publico, me giré para ver a mi papá, el tan sólo sonrió, mi hermana estaba tapandose los ojos y al parecer, tenía que matarlo. Me acerqué lentamente hacía el, saqué mi espada de la funda y empecé a acercarme cada vez más, cerré los ojos y agarré con fuerzas la espada, salté y le dí al gato, o eso era lo que pensaba. Se escuchó un "¡Ahhh!" de mi hermana y toda la gente aplaudiendo, papá subió al escenario y decidió sacarme de aquel lugar, dejandome traumada de por vida.
-Fin del flashback-

Miré al minino que estaba en mis piernas y los alcé de forma que esté más alto que yo, mirándolo desde abajo -Si- dije con entusiasmo puesto que me encantaban los gatos -Se llama Eru- noté que se quería reposan en las piernas de Kyu -¿Quieres tenerlo en las piernas?, es bueno- susurré finalmente mientras la miraba sonriente, me estaba empezando a caer bien ella; por un motivo que no conocía emanaba un aura tranquila a pesar de ser una vampiresa

Me paré y dí un paso atrás, no volvería a tocar a un gato ni porque me pagaran mil dolares. Suspiré y volví a sentarme, la miré y negué con la cabeza.
-No puedo-Murmuré-Le tengo fobia a los gatos-Parecía una estúpida, ¿Quién le temía a los gatos? Sólo una estúpida y esa era yo-Es una larga historia-Agregué, esperando su respuesta.

Suspiré ante lo que dijo -Está bien- sonreí -Es totalmente normal eso- agregué al ver que bajaba la mirada; alejé a aquel gato que estaba en mis piernas y lo puse del lado opuesto a Kyu -Te pasó algo con un gato?, si no quieres contestar no hace falta- no quería incomodarla pero la curiosidad me carcomía.

Miré al gato y después miré a Mio, suspiré recordando lo que había pasado.
-Hace mucho tiempo, estaba en una asociación contra humanos, te hacían pelear contra humanos, animales, cualquier cosa que aparezca en su camino, mi padre y mi hermana murieron luchando por esa asociación, por esa maldita asociación-Contesté-Mi primera presentación, tenía que mostrar como defenderme con humanos, era fácil para mí, lo había pasado rápidamente, hasta que me dí vuelta porque había escuchado un sonido de un maullido, giré a ver a mi papá y el sólo me sonrió, abrí los ojos y me dí cuenta que era un gato, con pelaje negro y una gran linea gris que sobrepasaba por su cuerpo, toda la gente empezó a gritar que lo mate-Paré para tomar aire, varias lagrimas corrían por mis mejillas- y bueno... lo maté, no quiero dar detalles-Corrí mi mano de mi muñeca, mostrando una clara cicatriz, podía notarse que era de un gato-Cortó mi muñeca y desde ese día, le tengo fobia a los gatos-Me largué a llorar, apoyé mi cabeza en mis manos mientras incluso me tragaba algunas de mis lagrimas, a la noche, siempre lloraba por eso y por la muerte de mis padres, es increíble todo lo que se puede ocultar a través de una sonrisa.

Noté como dejaba caer las lágrimas por su rostro al contar lo que le había pasado...realmente era algo horrible; yo no podría ni imaginarme que haría si yo lastimara a Eru, un simple animalito siempre es importante.

Rodeé su cuerpo con mis brazos, abrazándola, esperando a que se calmara. Eru al ver eso, comenzó a lamer la mano de la chica, tal como un perro costumbre es algo raro pero siempre hacía eso -Eru no te hará nada, lo prometo- susurré mientras apretaba un poco mas el abrazo -Llora lo que necesites- al parecer nunca había estado con alguien que la acompañe y se notaba a simple vista que si infancia había sido dura.

Empecé a llorar más, como en las noches, siempre los dos motivos se sostenían juntos. Miles de imagenes pasaban por mi cabeza, los cuerpos de mi padre y mi hermana muertos, mi madre intentando aprovecharse de mí, mi herida, la abracé aún más fuerte, aunque no la conocía, podía notar que era buena persona, en la asociación no tenía nada que se pueda llamar "Mejor amiga", eran todos unos engreídos, sólo por estar en una asociación ya se creían la gran cosa. Aunque yo también pasé por esa etapa, cuando me ascendieron, pero... había que olvidarlo. Sentí una lamida en mi mano, abrí los ojos y pude ver que el gato estaba lamiendo mi mano, alcé la mano y lo acaricié, hace mucho no acariciaba a un animal, más que a mi hamster Albus.
-Gracias- Susurré, me alejé un poco de ella, le había mojado todo el uniforme con mis lagrimas.

Sentía como lloraba aún un poco más, sentía que era buena persona y que había hecho una amiga -No es problema, para eso son las amigas- la última palabra la dije en susurro puesto que hacía poco que la había conocido pero sabía que podría ser alguien de confianza. Eru al parecer se había encariñado con ella puesto que no dejaba de lamerle para demostrar su cariño...ademas del ronroneo.

Sonreí ante aquel comentario, sentía que al fin tenía una amiga de verdad. Agarré al gatito y empecé a jugar con el, cómo si fuera una persona más, el pobre se cansó y se reposó en mis piernas, lamiendolas. Por suerte, tenía un short, así que no mojaría mi pantalón.
-¿Hace mucho que lo tienes?-Pregunté sonriente.

-Mucho..- medité un poco y recordé cuando lo encontré -Diez años...es bastante- dije con una sonrisa -Lo vi en una cajita un día de lluvia y no pude evitar llevármelo para el cuarto del instituto- comencé a contar -Pero no lo pude mantener ahi mucho tiempo porque no se permiten gatos; así que ahora vive en este jardín, todos los días le traigo leche y comida, miré al minino -¿Verdad?- dije con un tono risueño mientras lo miraba jugar con Kyu -Le caes muy bien...- susurré -El no se equivoca al elegir a la gente- terminé riendo levemente.

Sonreí al escuchar esa historia, a Albus lo tenía hace unos meses, en mi escapatoria de la asociación, lo encontré en una cueva y no pude evitar no llevarmelo, era bebé y tenía mucho frio, era un amor, no que ahora es una bestia gigante.
-Aww, que ternura-Dije mientras veía la carita del pequeño animal, solté una pequeña carcajada y miré como corría por la mano-Es muy tierno-Sonreí.

-Si, lo es- noté que le gustaban los animales tanto como a mi -¿Tienes alguna mascota?- pregunté pensativa, puesto que era muy probable que la tuviera.

Miré el reloj, ya no faltaba tanto para la clase, todavía podíamos quedarnos allí un rato, pero no mucho.

-Sí, un hamster, se llama Albus, es pequeñito, lo encontré en una cueva mientras escapaba de la asociación-Contesté, en este momento estaba escondido en mi mochila, la cual la tenía colgada en la espalda-Tal vez le de miedo Eru-Reí.

¿Un hamster?- pregunté emocionada con los ojos brillosos -Ay que tierno- siempre había querido ver uno, puesto que se me hacían...¿Cómo decirlo? lindos -Puede que le tenga miedo, pero Eru no le hará nada- miré al gato con cara de reproche, como si estuviera enseñándole lo que no debía hacer.

Suspiré y ladeé mi cabeza a un lado -Me lo enseñarás algún día...¿Verdad?- dije sonriente.

Reí ante su comentario, Albus era la perfecta mascota aunque algunas veces se escapaba y no volvía por horas, aún así lo quería.
-Claro-Solté una pequeña carcajada, la cara de Mio era como la de una niña de 7 años emocionada por subir a un juego- Aunque Albus es miedoso, así que seguro le tendrá miedo a Eru-Reí y después le dediqué una leve sonrisa.