Caminando entre las sombras [Público]

Tenía toda la razón, lo recordaba muy bien, sus hermanos eran un tanto protectores en cuanto a ella se trataba y yo nunca vi eso de mala manera; al contrario, me agradaba mucho... claro que, las cosas sufrieron un cierto cambio desde que nos convertimos en esto.

─ Me pregunto que pensarían todos de esto ahora, ─ susurré por lo bajo pero aun así sabía que ella podía escucharme, ─ ya sabes, tu familia, mi familia... realmente nunca terminamos en los mejores términos, ─ respiré hondo, su familia, hasta el punto en que llegó me consideraba un idiota aprovechado y con ella pasaba lo mismo. Sin mencionar el punto en el que ellos fueron muriendo y nosotros seguíamos igual.

—Ah...si. Recuerdo cuando volví a ver a mi madre unos años después...se horrorizó al verme igual que en la adolescencia.—murmuré con algo de meláncolía. Cuando descubrimos esto, si mal no recuerdo habíamos huído de ahí. Aunque nunca estuve bien segura si mi familia se enteró del todo de mi naturaleza, aunque siendo mi madre tan supersticiosa y vivaz, supongo que sí. A veces pensaba en ella y me entristecía, pues...es la única madre que tuve a lo largo de mis distintas vidas.

─ Tu madre era muy buena, aun conmigo viniendo de una familia algo loca, ─ susurré dando un respingo y acomodándome un tanto en donde estaba sentado, ─ no lo se... pero, recordar, no es tan melancólico como pensaba, ─ dije mintiendo a medias; lo era bastante puesto que, estar vivo miles e años después no quita el dolor de perder a una verdadera familia. La primera.

—Si, sí lo recuerdo... —murmuré con algo de pereza, exhalando un suspiro desganado y estirándome un poco.— Creo que es de las pocas personas que realmente quise, y aun quiero.—comenté con algo de depresión pero firmeza.

Instintivamente reforcé mi abrazo, apretándola más contra mi pecho y besando su frente luego de un rato, cualquiera diría que yo, en ese momento, parecía más un padre preocupado que un esposo o novio en el mismo estado y es que, a pesar de que sabía que recordar era agradable; que ella se deprimiera por eso no era algo que me agradará mucho.

─ Pero ahora... estamos aquí, ─ susurré leve a su oído, ─ tu y yo, contra todo pronostico amor, ─ besé el lóbulo de su oreja y permanecí allí, el ambiente, la atmósfera era algo que no podía describir precisamente, entre algo triste y placentero quizás.