¿Nuevo? (privado)

Cuando me habló de Kuroyami y me dijo que era una guadaña, supuse que era contra-vampiros. Con solo pensar que se la había olvidado, me sentí aliviado, ya que si la tuviera encima no se que me podría haber pasado.

-Ah...- susurré entendido -Yo también tengo un arma muy poderosa- agregué con una sonrisa de orgullo, otra vez como un niño pequeño -Es una espada genial...pero la olvidé- dije lo último en menor volumen, pero a su vez con emoción -Aunque...aún no le puse nombre- medité un rato y una sonrisa malévola paso por mi rostro -Algún día te la mostraré y te daré el honor de que tu le pongas nombre- terminé haciendo una reverencia.

Oí sus palabras con algo de sorpresa. Pensé que diría algo "algún día pelearemos" pero no, él tenía que salir con algo así.

-Si quieres que le ponga nombre a tú arma -le dije mirándo como hacía tal reverencia ante mi , y por alguna razón una sonrisa salió de mi boca - Tendrás que vencer el filo de mi guadaña -terminé aún con la misma estúpida sonrisa en el rostro.

No te conozco... oí el regaño en mi mente y suspiré un poco ante ello.

Reí ante su propuesta -Trato hecho- agregué -Y cuando gane, le pondrás un nombre a mi arma- dije mirándola fijamente, para luego volver a sentarme en la mesa -Empieza a pensarlo, tiene que ser...¡Algo genial, heróico, de nombre y apellido!- terminé haciendo gestos con mi mano.

Ambos llegamos a las mesas en la cafetería otra vez. Me senté frente a él mirandolo, hacía gestos con sus manos y se comportaba infantilmente. Era agradable y molesto a su vez.

-Jo.. ¿crees que me ganaras ? -le pregunté levantando una ceja- Vampiro engreído -le dije

-Si que lo creo- dije riendo mientras contestaba a su pregunta -Cazadora mandona- agregué para hacerle el mismo juego que ella hacía...estaba comenzando a tener cada vez más confianza con ella; la miré con una dulce sonrisa, algo raro, ya que yo era risueño pero no para tanto.

Era alguien...tierna y dulce, pero malhumorada y mandona a la vez; eso me agradaba.

-Esperaré el día en que nos enfrentemos -me levanté de la mesa y le miré. El sonreía dulcemente y yo no pude evitar sonreír de lado por eso. Suspiré y miré el reloj de la cafetería. -Pero otro día será, hoy debo irme ya -le dije y ofrecí un saludo con un movimiento de mano mientras me disponía a caminar.

Te llevas su abrigo... me recordó mi mente cuando estaba ya a unos cuantos metros de él. No volteé se lo daría en otra ocasión.

La vi alejarse con mi abrigo -Adios- susurré, sabía que en otro momento la vería, porque me iba a devolver el saco.

Esperé a que saliera por la puerta y suspiré hechando mi cabeza en la mesa -Que chica...-solté con aire pensando en la persona que había conocido y todas las cosas que habían pasado.

Que chica...








Fin del tema =D